Todavía recuerdo su cara el lunes quince de diciembre, su cara de sufrimiento exclamando orientación y encuentro. Nadie se lo podía dar, nadie se lo pudo dar, fuimos un placer momentaneo para el momento en el cual no reconocía ni su propio rostro. Lo amamos de diferentes e incriticables maneras, nuestro único objetivo siempre fue verlo feliz, con una sonrrisa en la boca en cuanto hablaba de proyectos pseudoutópicos y de sueños en casas a cuestas del mar. Lo que me siento orgulloso de conseguir, fue de que su mirada nunca se apague, esos ojos verdes reflejaron lo que quisieron hasta el final, su bondad, su idionsicrásia, su cariño por la raza.
Nunca olvidaré ese despertar, en el cual mi hermano y mi madre se posicionaron al pie de mi cama. Me acariciaron con delicadeza y me relataron la última noticia. No lo creí y sigo sin creerlo. Entré por una puerta. Doblé a la izquierda. Bajé un piso. Aceleré el paso, muchas caras conocidas, aceleré más. Última puerta en la cual no sabía si estaba listo para atravesar, igual lo hice.
Uno, dos, tres pasos. Mano en la boca, corazón en el estómago. Media vuelta y a encostarse en la pared. Fue lo único que atiné a hacer, el único acto reflejo que pude accionar. Mis ojos se envidriaron y esmerilaron en el acto. ¿Y ahora? ¿Por qué? ¿No era para más? ¿No iba a tener tiempo de decirle más cosas? ¿ Cómo pasó? ¿Quién me va a hablar de historia? ¿Quién me va a dar permisos? ¿Cuándo te vuelvo a ver? ¿Así te vas? ¿Qué hago sin vos? ¿Y lo que me queda por aprender? ¿Y lo que me queda por equivocar? Todo era como una cancha de tenis en mi cabeza, no podía creerlo. Respiré ondo. Avanti. Pasé de nuevo por la puerta y vi sus ojos a medio cerrar, su boca en una mueca de medio respiro; pelo para atrás, siempre lo usó así, definitivamente era mi papá, pero no era mi papá, era solo una imagen muda de él. Pensé inenarrables cosas que prefiero guardarmelás. Nunca más Creedence Clearwater Revival, nunca más Cher a la hora del ejercicio, nunca más correciones en mi educación, nunca más cafés en Plaza Francia, nunca más vos, me despido de vos papá, espero verte algún día de nuevo. Te amé, te amo y te amaré por siempre. Ahora a finjir que todo está bien y a seguir una lucha, en la cual vos no estás más.